Nunca es lícito «cambiar» el sexo 

Las personas que sufren un problema de identidad de género, también denominado disforia de género, experimentan un profundo sufrimiento existencial. No merecen condena ni reproche, más bien son dignos de nuestra atención y nuestro respeto, pero eso es demasiado poco: también de nuestro amor fraterno y caritativo, de nuestra atención como amigos desinteresados.

La persona que sufre este trastorno vive un conflicto interior entre la autopercepción de su identidad (la llamada identidad de género) y su sexo biológico. Por ejemplo, se siente mujer atrapada (o, como suelen decir, “aprisionada”) en un cuerpo de hombre (un caso por cada 10.000 hombres), o bien se siente hombre atrapado en un cuerpo de mujer (un caso por cada 30.000 mujeres). El trastorno consiste, pues, en un impulso psicológico de pertenecer al sexo opuesto al genético, endocrino, fenotípico y (obviamente) también civil.

Recuerdo tres de los criterios diagnósticos:

1) Una fuerte y persistente identificación con el sexo contrario (no solo el deseo de alguna supuesta ventaja cultural que se deriva de la pertenencia al sexo contrario); si se trata de un adulto con disforia de género, experimenta molestia, incomodidad y sufrimiento cuando los demás le consideran miembro de su sexo biológico o cuando se debe comportar socialmente como tal.

2) Desea librarse de sus características sexuales primarias y secundarias, y por ejemplo solicita la administración de hormonas, o intervenciones quirúrgicas u otros procedimientos para alterar físicamente sus características sexuales con la finalidad de asumir el aspecto de un miembro del sexo contrario.

3) Convencimiento de haber nacido en el sexo equivocado; por eso utiliza expresiones como “atrapado” o “aprisionado”.

Hay que añadir que este trastorno no es concomitante con una condición física intersexual o con una ambigüedad de tipo genital.

El trastorno causa un malestar clínicamente significativo o compromete el ámbito social o laboral u otros ámbitos importantes. El malestar puede llegar hasta la esquizofrenia y a intentos de suicidio, y con frecuencia evoluciona hacia el delirio.

Sobre la aparición de este trastorno en la pubertad y adolescencia, el 16 de agosto de 2018 Lisa Littman, investigadora de la Brown University School of Public Health [Escuela Universitaria Brown de Salud Pública], publicó en Plos One el que ha sido elogiado como “el primer estudio serio sobre la disforia de género de aparición rápida [rapid-onset gender dysphoria, ROGD]”, una disforia de género que aparece repentinamente en chicos y chicas durante la pubertad o a su conclusión, sin previo aviso y, por tanto -va de suyo- más por razones culturales que innatas y biológicas.

No es casualidad que, en su estudio, Lisa Littman haya encontrado que, entre los menores “convertidos en transgénero”, el 62% presentaba también un diagnóstico de trastorno psicológico y el 48% había visto que su disforia de género venía precedida por hechos traumáticos o estresantes como episodios de acoso escolar, violencia sexual y el divorcio de los padres.

…y una respuesta fisiológica

Desde hace algunos años, el protocolo de tratamiento consiste en tratamiento hormonal, cirugía corporal y asunción de los estereotipos de comportamiento del sexo al que se querría pertenecer. Si la persona con trastorno de disforia de género es prepúber, el tratamiento hormonal consiste en la administración de triptorelina, que reduce la secreción hipofisaria de las gonadotropinas y de esta forma bloquea el desarrollo de la pubertad fisiológica, que supone una fuente de gran sufrimiento.

El criterio antropológico y moral

Este tema nos sugiere reflexionar sobre la visión antropológica de la sexualidad, y por consiguiente del ser hombre y ser mujer: yo soy mi cuerpo; no es verdad decir “yo tengo cuerpo”.

El cuerpo me constituye, es decir, contribuye a mi identificación de forma constitutiva e irrenunciable, y no es algo provisional, accidental o modificable a capricho, ni es un aspecto formal y exterior. La medicina está llamada a respetar la corporalidad, y no a arrogarse el derecho a manipular el cuerpo. La primera terapia es el respeto del cuerpo y de su integridad, porque -repito- mi cuerpo soy yo.

A la luz de estos principios de racionalidad práctica, el “cambio” de sexo jamás es lícito. Pero, además, para quien es creyente recuerdo lo que enseña el Concilio Vaticano II en la constitución Gaudium et Spes (n. 14): la persona humana es “corpore et anima unus[unidad de cuerpo y alma]”, esto es, un todo inescindible de cuerpo y alma. Por tanto estoy convencido de que aceptar la práctica de la destrucción de órganos sanos y de la construcción de un “disfraz” de órganos del sexo contrario, contradice cuanto la Iglesia enseña y cree sobre la unidad de la persona humana.

Aceptar realización de la “reasignación” del sexo significa admitir que la persona humana no es una unidad, sino que es solo alma, o mejor, un simple percepción de sí misma, un haz de emociones o percepciones, y que el cuerpo no es portador de sentido alguno.

Creo que la solución humanamente adecuada a este tema puede encontrarse en el amor y en la obediencia. En la obediencia a Dios Creador y al dato-criatura que es toda mi persona, alma y cuerpo. Obediencia deriva de ob-audire, es decir, escuchar: implica saber escuchar todo lo que nos manifiesta nuestra dimensión corporal. En el amor que comienza con la aceptación y termina con la gratitud al mismo Creador.

Origen: La claridad de un teólogo: si el hombre «es» cuerpo y alma, nunca es lícito «cambiar» el sexo – ReL

Un periodista gay señala la vida y el ambiente homosexuales como grandes causas de infelicidad 

“A lo largo de los años he ido comprobando la divergencia entre mis amigos heterosexuales y mis amigos gays. Mientras la mitad de mi círculo social ha desaparecido entre relaciones de pareja, hijos y casas familiares, la otra se debate entre el aislamiento y la ansiedad, las drogas duras y las prácticas sexuales de riesgo”. Es el hecho que constata en su propia vida Michael Hobbes, 34 años, homosexual, quien hace un repaso a la situación de sus amigos gays.

Nos habla de Malcolm, quien solo sale de casa para trabajar porque “su ansiedad es grave”.

Nos habla  de Christian (“el segundo chico al que besé”), quien dos semanas después de romper con su novio compró una bombona de helio, inhaló su contenido y le mandó a su ex un mensaje de que viniese a verle para asegurarse de que fuera él quien encontrase el cadáver.

Nos habla de Jared, cuya deformidad física y depresión han “hundido su vida social” hasta dejarla reducida a tres elementos: “Yo, el gimnasio y los ligues de internet”.

Nos habla de Jeremy, un joven fuerte y atlético cuya adicción a la cocaína desconocía hasta que acudió a verle al hospital, donde le habían ingresado tras una sobredosis. Jeremy explica que con las drogas combatía “el aburrimiento y la soledad”. Llegaba a casa los viernes agotado de trabajar: “Y ahora, ¿qué? Llamar a alguien para pillar algo de anfetas y mirar en internet si había alguna fiesta. O eso, o ver una película yo solo”. Se pasaba el fin de semana en esas “fiestas sexuales” y se sentía “como una mierda” hasta el miércoles: “Hace dos años me enganché a la cocaína para poder trabajar al día siguiente”.

Jamás han sido acosados 
Jeremy tiene 34 años, como Michael. Ninguno de los dos ha sufrido en su vida acoso alguno por ser gays, ni en su familia ni en su ambiente. Todo lo contrario.

La madre de Jeremy es lesbiana: “Salió del armario cuando yo tenía doce años y dos frases después me dijo que sabía que yo era gay. Yo en ese momento no lo sabía”.

En cuanto a Michael, confiesa no haber padecido jamás discriminación y haberse criado en un entorno cosmopolita y tolerante y con unos padres tipo PFLAG  (acrónimo de la organizacion pro gay Parents, Families and Friends of Lesbians and Gays [Padre, Familias y Amigos de Lesbianas y Gays]) y en un entorno cosmopolita y tolerante: “Pero yo también he entrado y salido de la terapia más veces de las que me he descargado y desinstalado Grindr” [extendida aplicación informática de contactos gay].

He aquí el panorama con el que arranca el reportaje de Michael Hobbes en The Huffington Post publicado bajo el título: «Together alone. The Epidemic of Gay Loneliness [Juntos y solos. La epidemia de soledad gay]». Un trabajo bien documentado, sobre la base de 15 testimonios de personas gays y de otros tantos estudios estadísticos y sociológicos.

Origen: Un periodista gay señala la vida y el ambiente homosexuales como grandes causas de infelicidad – ReL

10 «confusiones», bien detalladas, que provocan las leyes LGTB: científicas, médicas y jurídicas… – ReL

Origen: 10 «confusiones», bien detalladas, que provocan las leyes LGTB: científicas, médicas y jurídicas… – ReL

La Comunidad Valenciana, dirigida por dos partidos de izquierdas como PSOE y Compromís, ha aprobado en apenas dos años sendas leyes LGTBI que imponen la ideología de género y sancionan la discrepancia ante esta ideología desde cualquier punto de vista ya sea científico, jurídico o religioso. Esta es una tendencia que se ha dado en otras regiones españolas, pero también en otras partes el mundo.

Ante esta situación, el doctor en Derecho y profesor de la Universidad Católica de Valencia, Alejandro J. López Oliva ha analizado estas leyes de manera pormenorizada, aunque en buena parte es extensible al resto de normativas LGTB que se han ido aprobando, y ha preparado este decálogo sobre las graves confusiones que en distintos ámbitos provocan en los ciudadanos. Lo publica el Observatorio de Bioética de Valencia:

Decálogo de confusiones de las leyes valencianas sobre ideología de género

1. Confusión de la naturaleza sexuada del ser humano (varón o mujer) con las diferentes orientaciones sexuales y sus diversas expresiones e identidades (homosexual, bisexual, intersexual, asexual, transexual, pansexual, demisexual, antrosexual, heterosexual, polisexual, hiposexual, etc.), como si también fueran sexos de la especie humana y existiera una diversidad sexual.

El ser humano tiene una naturaleza sexual binaria, biológica y objetiva que determina el desarrollo de un individuo desde la misma unión de los gametos. En la especie humana no hay diversidad sexual, ni sexo hermafrodita como en algunos animales invertebrados, ni sexo neutro como en el género gramatical del lenguaje. Los pares de cromosomas XY y XX son responsables de la diferenciación sexual binaria masculina y femenina, aunque otros cromosomas como los del par 1, 9 y 19 también contienen genes que codifican características masculinizantes o feminizantes. Un reciente trabajo ha identificado cerca de 6500 genes que codifican proteínas que reaccionan de forma diferente en los sexos masculino y femenino (Gershoni, M., & Pietrokovski, S. The landscape of sex-differential transcriptome and its consequent selection in human adults. BMC biology. 2017;15(1):7). Todo ser humano nace con sexo biológico habiendo una predisposición innata hacia uno u otro comportamiento sexual independientemente del entorno y de la educación recibida (Connellan, J., Baron-Cohen, S.,  Wheelwright, S., Batkia, A.,  & Ahluwalia, J. (2000). Sex differences in human neonatal social perception. Infant Behavior and Development, 23 (1), 113-8). No tenemos sexo, sino que somos sexuados. La gran mayoría de aspectos anatómicos y fisiológicos que caracterizan la corporalidad humana está impregnada de la realidad sexual masculina o femenina (densidad ósea; grosor y textura de la piel; función hormonal; estructura, conectividad y funcionamiento cerebral; etc).

Ni la sexualidad, ni el sexo, ni el género son hechos meramente culturales, más bien, las disposiciones biológicas configuran fuertemente “todos los niveles” de lo humanopredisponiéndolo a un desarrollo masculino o femenino.

Existen los llamados Desórdenes del Desarrollo Sexual (conocidos como DSD, siglas en inglés de “disorders of sex development”), consistentes en la manifestación de anomalías en la constitución genotípica y fenotípica del individuo, que ocasionan que ciertos individuos presenten o bien genitales ambiguos, o bien rasgos virilizantes en mujeres o feminizantes en varones, cuyo origen suelen ser defectos en determinados genes que pueden perturbar, tanto la conformación anatómica de los genitales y las características sexuales externas, como la función endocrina y la fertilidad. (Ainsworth, C. (2015). Sex redefined. Nature, 518 (7538), 28891). Entre los más comunes, pueden citarse los síndromes de Klinefelter y Turner y sus variantes, las disgenesias gonadales, hipospadias, quimera ovotesticular (hermafroditismo verdadero), hiperplasia suprarrenal congénita (pseudohermafroditismo femenino) y el síndrome de insensibilidad androgénica completa o parcial (síndrome de Morris, feminización testicular o pseudohermafroditismo masculino). No se trata de cuerpos no binarios ni de diferencias o variaciones en el desarrollo sexual. Son anomalías o desórdenes de la manifestación fisiológica que, en estado de homeostasis, muestran los individuos de la especie humana, en forma de varones o mujeres. La frecuencia real de los estados de indefinición sexual o intersexualidad (varones con estructuras sexuales femeninas y viceversa) es extremadamente baja, del orden de 4,5 por 100.000 individuos, consideradas como enfermedades raras, tal como afirman algunos autores (Sax L. How common is intersex? A response to Anne Fausto-Sterling. The Journal of Sex Research. 2002; 39(3):174). Se trata de infrecuentes excepciones a la norma marcada por la naturaleza.

En consecuencia, las personas que tienen la sensación de pertenecer al sexo opuesto o en algún punto intermedio no son un tercer grupo sexual, siguen siendo hombres o mujeres biológicos. No en vano, el hecho de modificar el nombre y/o el sexo existente en el Registro civil, o el hecho de modificar la apariencia física externa o los caracteres sexuales secundarios por medio de una intervención quirúrgica (denominada cambio de sexo) o por medio de un tratamiento hormonal (bloqueo o tratamiento cruzado), no cambian el sexo biológico de la persona.

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Crean talleres de ‘desprincesamiento’ financiados con presupuesto público en Navarra – Libre Mercado

Pamplona cuenta con una Escuela Municipal de Empoderamiento donde imparten cursos contra el amor romántico.

«En el siglo veintiuno, las mujeres ya no pasan su vida en una torre, esperando que un príncipe las rescate». Así empieza el resumen del taller de desprincesamientoque el ayuntamiento de Pamplona ofrecerá en su Escuela Municipal de Empoderamiento.

Irantzu Varela será la encargada de impartir clases a las alumnas el próximo 15 de junio. La comunicadora que se define como feminista radical, es conocida por su guerra contra el hombre heterosexual al que tilda como género opresor y responsable del patriarcado que hostiga al sexo femenino.

En la propia página web se puede leer cómo durante las clases para que una alumna se desprincese, deberá ser consciente de la perversión oculta tras la historia de la Bella Durmiente, o Blancanieves donde, según el curso se refleja: «La imposición de un canon de belleza imposible, la construcción de una idea de amor romántico reproduce las desigualdades, la visión de las mujeres solteras como un estado carente, la subordinación de sus deseos a los de otras personas, la falta de reconocimiento de su trabajo en el hogar y en el mercado».

El consistorio navarro insiste, ya que este no sería el primer curso, en su guerra contra «el amor romántico». El taller incide en la idea que las relaciones de pareja «es una excusa para la desigualdad y que genera relaciones que restan autonomía personal y libertad a las mujeres».

Además, al tratarse de un cursillo práctico, para obtener el título de desprincesa, la metodología incluye «herramientas para que cada una tenga la libertad de ser la mujer que quiere ser». Sin embargo, y a pesar de que en España, una mujer tiene las mismas oportunidades que el hombre e incluso goza ante la ley de privilegios basados en su sexo, Varela mandará deberes para que «reconstruyan sus roles como mujeres ya que son complementos pasivos en la sociedad por los estereotipos de género».

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«The Times» desafía el discurso LGTBI y desvela el riesgo de los tratamientos transgénero en menores – ReL

En la clínica británica más importante que trata la disforia de género «se está llevando a cabo un experimento de masa sobre menores«. Es la denuncia realizada a toda página este lunes por el diario británico The Times, tras una investigación que resume Caterina Giojelli para Tempi:

«Hay en marcha un experimento en masa sobre niños, los más vulnerables«. Es la denuncia del Times, que el lunes dedicó un gran artículo de investigación, publicado en primera página, al abuso de las terapias hormonales para el bloqueo de la pubertad por parte del GIDS [Gender Identity Development Service, Servicio de Desarrollo de la Identidad de Género], perteneciente a la Fundación Tavistock & Portman, la controvertida clínica del NHS inglés [National Health Service, Servicio Nacional de Salud], que se ocupa de «tratar» a los menores que sufren de disforia de género, y de la que se han despedido voluntariamente 18 médicos en tres años.

 

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La eurodiputada Teresa Giménez desmonta el feminismo con una charla sobre la «violencia contra el hombre»

La Bajo el título Comprendiendo la violencia contra el hombre, la también antropóloga llamó a científicos y expertos que ofrecieron datos desmontando las teorías feministas y su ideología de género con conclusiones demoledoras: las mujeres eran igual de agresivas en el ámbito doméstico que los hombres,llegando a rozar el mismo porcentaje que los varones. Esta investigación, empíricamente demostrada, ha generado polémica y no menos críticas por parte de las feministas.

Giménez cuenta a Libre Mercado los motivos que la han llevado a celebrar estas ponencias en la Unión Europea y el valor que tienen para la Eurocámara: «En Bruselas estamos continuamente aprobando leyes sobre ciencia, medicina, medio ambiente… Temas tan específicos que, como políticos, podemos no dominar. Por eso, aquí es normal llamar a científicos duchos en la materia para que aporten su visión. ¿Por qué no hacerlo entonces con la violencia en las familias? Continuamente se trata el machismo y votamos leyes que afectan a los ciudadanos. Como mínimo, tenemos que estar informados», relata la eurodiputada de ALDE a este diario en una videoconferencia desde Bélgica.

En este sentido, la representante española pone de manifiesto «el olvido de la violencia hacia los hombres, adolescentes y niños». En España, no existen datos oficiales de víctimas masculinas desde 2004, pero tampoco en Bruselas. «A los eurodiputados se les atraganta que exploremos sobre la agresividad de la mujerhacia el varón», desvela Giménez.

Lo cierto es que los invitados Joaquim Doares, profesor emérito de la universidad Mid Sweden, que ya había participado en un proyecto sobre violencia familiar en Europa financiado por la Comisión Europea, y la neurobióloga española Marta Iglesias dejaron el discurso feminista a la altura del betún.

Violencia entre lesbianas

En el caso de Doares, el catedrático expuso un macroestudio a nivel mundial –Walters, (2011) National Intimate Parnet and Sexual Violence Survey 2010. Finding on Victimitation by Sexual Orientation– que refleja cómo la agresividad de las mujeres hacia los hombres es la misma en los casos de parejas heterosexuales. En esta línea, las relaciones entre lesbianas serían aún más violentas. Una de cada tres mujeres homosexuales (29,4%) habría experimentado algún tipo de violencia física por parte de otra fémina, frente a 1 de cada 4 mujeres heterosexuales (23,7%).

En cuanto a la tipología de las agresiones femeninas analizadas, se dan ataques con cuchillos, patadas, tirones de pelo, acoso, abuso y agresión sexual, estrangulamientos y también uso de pistolas. Las lesbianas serían víctimas de la violencia de sus novias o esposas en un 43,8%. En cuanto a las hembras heterosexuales que sufren violencia en sus relaciones, el porcentaje es menor, un 35%, según apunta el estudio.

Doares aclara que no hay el mínimo interés en dar a conocer un análisis de esta envergadura (se obtuvo mediante una muestra de 500.000 personas de todas las razas y países). El científico incide en la especial atención que debemos prestar a la biología y a la evolución como especie para entender asuntos como el de la violencia.

Y, precisamente, de nuestra historia como homo sapiens, Marta Iglesias desbanca a cualquiera. La joven analista fue la primera autora española en publicar un artículo en la revista Quillette, un título que llamó la atención de la comunidad: Por qué las feministas deben entender la evolución.

Iglesias da una visión ancestral de los orígenes de la violencia y múltiples formas de manifestarse en los géneros femenino y masculino. La científica ahonda en el condicionamiento de nuestra herencia genética en ambos sexos, dando buena cuenta de que las mujeres también son violentas y agreden. Una cuestión que han obviado en absoluto los movimientos feministas que santifican el género femenino dotándolo de un carácter pacífico. Nada más lejos de la realidad. Sin embargo, estas conclusiones no han sido muy bien acogidas en la Eurocámara o, mejor dicho, no han sido recibidas por nadie.

Origen: La eurodiputada Teresa Giménez desmonta el feminismo con una charla sobre la «violencia contra el hombre»- Libre Mercado

Violadores convictos se declaran mujer para ir a cárceles femeninas, y lo consiguen: el caso inglés

¿Cuántos hombretones peligrosos esperan declararse mujer para que los trasladen a cárceles de mujeres?

«¿Qué pasa si un violador que está en la cárcel se declara mujer? ¿Lo mandas a una cárcel de mujeres?«, preguntaba en el libro «Mayo del 68» la filósofa feminista Amelia Valcárcel, muy crítica con la ideología de género.

En España no está aun del todo claro, pero parece que en Inglaterra la respuesta ya es que sí.

Y un artículo en el DailyMail intenta contabilizar cuantos hombres (y violadores) podrían acogerse a eso: declararse mujeres para ir a cárceles de mujer. 

Primer factor: opacidad, que no se den datos
La opacidad, la falta de datos, es galopante. El Ministerio de Justicia inglés dice que hay 25 presos «transgénero» en cárceles femeninas, pero se niega a decir si son hombres que se declaran mujeres o mujeres que se declaran hombres. Solo hay 7 prisiones femeninas en estas situación, contarlo no cuesta tanto, pero el Ministerio dice que «no tiene los datos» aunque se lo pidan asociaciones o diputados.

Lo que el Ministerio sí ha confirmado es que no hay ninguna mujer que se declare hombre en las cárceles masculinas. Las mujeres presas que se declaran hombres, por muy hombres que digan ser, no piden su traslado a cárceles masculinas: saben que allí lo pasarían peor.

En cambio, a un hombre que quiera violar mujeres, o a un hombre que simplemente quiere salir de los rigores de la cárcel masculina, declararse mujer para ir a una cárcel femenina le puede resultar muy provechoso.

Hasta ahora se pedía diagnóstico de disforia y 2 años de vida trans
Hasta ahora, en Inglaterra, cambiar de cárcel por cambio de sexo costaba algo de esfuerzo y dedicación. El hombre necesitaba un diagnóstico médico de «disforia de género» y al menos 2 años viviendo «como mujer», para recibir un Certificado de Reconocimiento de Género. O bien, un certificado de una comisión especial de prisiones.

Pero la Primera Ministra Teresa May (hija de un clérigo anglicano) y su Gobierno están considerando ceder a las presiones de los lobbies transexuales para que baste la autoidentificación de una persona en tal o cual género para que el estado tenga que reconocerlo (ignorando lo que diga la ciencia, la razón o la biología). Los lobbies transexuales y la ideología de género insiste en que no existe la «disforia de género«, que uno es lo que uno declara y quien lo niegue está «patologizando» a los demás.

Por ahora, cada prisión examina cada petición y puede bloquear o permitir traslados, pero esto podría cambiar.

Que el Estado dé los datos para el debate
La bióloga Nichola Williams, portavoz de Fairplayforwomen.com, una plataforma contraria a facilitar estos traslados, explica que «la negativa continuada del Ministerio de Justicia de aportar los datos básicos es infignante; ¿cómo podemos hacer el debate necesario sin ellos?»

Pero su asociación sí ha consultado prisiones y expertos y ha recabado datos y eso ha forzado al ministerio a publicar algunos datos con cuentagotas.

«Incluso estos datos limitados confirman que hay al menos 34 transgénero que son varones-de-nacimiento en tan solo 4 de las prisiones especializadas en criminales sexuales. Nosotros contabilizamos otros 10 adicionales en otras prisiones de crímenes sexuales que el Ministerio no difunde. Eso suma un total de 44 nacidos-varones». De ellos, 18 están en prisiones de máxima seguridad.

Eso significaría que de los 125 presos «transgénero» (todos hombres que dicen ser mujeres) que hay según el ministerio, el 40% están en prisiones de crímenes sexuales o de máxima seguridad, es decir, es gente muy peligrosa que ha hecho cosas muy graves.

Prisión de mujeres de Bronzefield

Casos concretos de hombretones que dicen ser mujeres, ya en prisiones femeninas
David Rose, el periodista del The Mail on Sunday, cuenta el caso de la prisión de mujeres de Bronzefield en Surrey. Allí está «Jessica Winfield», «alta, fuerte, muscular», vestido de flores, gran peluca rubia larga… las otras presas no se atreven a acercarse. Porque «Jessica» es (o, legalmente, fue) Martin Ponting, con cadena perpetua por violar a una niña y a otra hija discapacitada de unos amigos de la familia. Lleva en prisión desde 1995.

Winfield antes estaba en Whitemoor, una prisión masculina de máxima seguridad, para los peores criminales. Pero desde 2006 dijo que «lo pasaba mal por mi sexualidad» y se declaró mujer. En 2016 entró en la cárcel femenina de Bronzerfield.

Dicen al periodista que se ha sometido a cirugía, pero no está claro a cuál, como o cuándo. Tampoco se necesitan genitales masculinos para violar o acosar.

Incluso el «tratamiento completo» es irrelevante
Andrea Albutt, que preside la Asociación de Directores de Prisión, cuenta el caso de un prisionero transgénero sometido «al proceso completo» (o sea, castrado y mutilado) que «a veces era muy femenina, otras veces agresiva, masculina, muy desestabilizante, muy macho, teníamos que ponerla por separado».

Un caso popular es el de Davina Ayrton, encarcelado (o encarcelada, según la ley) para 8 años en 2016, por haber violado a una chica de 15 años en 2004. Entonces, Davina se llamaba David. Hay una lista de criminales sexuales que ahora dicen ser de otro sexo en Transcrimeuk.com.


Paul Banfield ya se declaraba mujer cuando fue condenado por violar a una chica de 17 años y romper órdenes de alejamiento

Otro ejemplo: Craig Hauxwell, condenado a 14 años por violar a dos chicas adolescentes y por 7 «asaltos indecentes»; cometió los crímenes en 2001 y 2002, pero cuando lo juzgaron en 2016 declaraba ser una mujer llamada Lisa. 

Otro caso: Ross Florida, encarcelado en 2007 por violar dos chicos y una chica. En prisión cambió de sexo, y fue luego puesto en libertad. Cuando volvió a prisión por intentar hacer fotos de una de sus víctimas, lo hizo ya como Nicola Florida.

Nicola Williams insiste: los hechos no son transfobia y deben conocerse para tomar decisiones.

Las presas son mujeres especialmente vulnerables y ya dañadas
«Parecía claro que permitir que criminales sexuales masculinos cambien su certificado de nacimiento para ser mujeres y que puedan ir a prisiones femeninas expone a las mujeres a un peligro real. Las presas son vulnerables. Muchas ya han sufrido violencia masculina o abuso sexual de niñas. Muchas han intentado suicidarse o autolesionarse. Sí, han cometido crímenes, la mayoría no violentos, pero eso no justifica exponerlas a la violencia sexual».

«Si, como sugiere la Primera Ministra, la ley se cambia para que cualquier hombre que lo desee diga ‘yo ahora soy mujer’ y gane derecho a ser transferido a una prisión de mujeres, las presas no podrían evitar estar encarceladas con machos potencialmente predadores, sexualmente violentos».

Y los datos demuestran que muchos ya han sido violentos y predadores y que, pese a todo, pueden ir a cárceles de mujeres.

«Este tema tiene que discutirse racionalmente. Los datos no son transfóbicos», insiste Nichola Williams, científica, bióloga.

Por el momento, ella, su asociación, los diputados que plantean el tema y en general cualquiera que ponga en cuestión el asunto han recibido gritos, insultos, amenazas y descalificaciones: el debate serio no se está dando.

 

Origen: Religionenlibertad.com

Cruda realidad: Van a por nuestros hijos, y ya no disimulan

El ‘lobby gay’, ese colectivo que ha pasado de reivindicar tolerancia a imponer una tiranía, sabe que su esperanza de condicionar la vida social está en el adoctrinamiento de la infancia.

Los medios han convertido en estrellas, halagándolos hasta el infinito, a menores que no solo aseguran pertenecer al sexo contrario al biológico, sino que participan en desfiles como diminutos ‘drag queens’ y tienen canales de vídeo con miles de seguidores. Cómo esto no es perversión de menores y pedofilia institucional es algo que se me escapa.

“¿Por qué tendría nadie que aguantar que a sus hijos les sometieran como ratas de laboratorios a estos experimentos ideológicos?”

Hace poco, un menor -por pocos años- cometió un atroz asesinato de detalles especialmente espeluznante, pero no puede ir a prisión por eso, porque es menor. No es imputable en el mismo grado que un adulto, igual que no puede votar, ni fumar, ni beber alcohol, ni conducir.

Sí puede, en cambio, abortar contra la opinión de sus padres o decidir que su ‘verdadero’ género es el contrario al que indican sus cromosomas, algo que sabe le pondrá de moda y le ganará el aplauso de las élites culturales.

No sé, pero yo diría que aquí hay algo sospechoso, ¿no les parece?

Es, naturalmente, ironía: no hay nada que sospechar, porque todo es claro como el día. El ‘lobby gay’, ese colectivo que ha pasado de reivindicar tolerancia a imponer una tiranía mediática de la que este grupo ha sido tanto testigo como víctima, sabe que su esperanza de seguir condicionando la vida social está en el adoctrinamiento de la infancia.

“La educación obligatoria ha pasado de ser una bendición que nos iguala y nos permite prosperar a convertirse en un laboratorio orwelliano”

Actuall se hizo recientemente eco de la hazaña, a finales del mes pasado, de un padre de Madrid que consiguió frenar los talleres LGTBI en el colegio público de su hijo, alumno de 6º de Primaria. Una de las actividades consistía en que los niños cambiaran su sexo y fingieran los niños ser niñas y las niñas, niños. ¿Por qué tendría nadie que aguantar que a sus hijos les sometieran como ratas de laboratorios a estos experimentos ideológicos?
Desgraciadamente, es solo un padre, solo en una ocasión. Y la apisonadora seguirá adelante.

Origen: Cruda realidad / Van a por nuestros hijos, y ya no disimulan

CitizenGO presenta miles de firmas en Washington contra la agenda LGTBI de la OEA

La OEA celebra los 70 años desde su creación y su 48 asamblea bajo cuestionamiento por su deriva ideológica y el abandono de cuestiones más importantes.

Este lunes 4 de junio la organización CitizenGO hará entrega de miles de firmas en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington contra la intención de este organismo de imponer la agenda LGTBI en toda la región.

Durante la 48 Asamblea General de la OEA se pretende aprobar una resolución de Derechos Humanos en la que se hace especial hincapié en la agenda LGTBI presentando al grupo LGTBI como “vulnerable” y, por tanto, sujeto de “especial atención”.

Además, el texto de la Asamblea General de la OEA anima a los estados a monitorear la homofobia y la transfobia para, supuestamente, garantizar los derechos de las personas LGTBI. También se felicita por la respuesta de la Corte Interamericana de Derechos Humanosque considera que el matrimonio entre personas del mismo sexo es obligatorio para todos los estados del sistema y se considera que la orientación sexual y la identidad de género forman parte de la Convención Americana de Derechos Humanos y por lo tanto de su control de convencionalidad.

La ciudadanía se manifestó alto y claro en todos los países en la defensa del derecho de los padres a educar a sus hijos frente a la pretensión del adoctrinamiento LGTBI en las escuelas

“La orientación sexual e identidad de género no forman parte de la Convención. Al contrario, la Convención Americana de Derechos Humanos hace referencia explícita al matrimonio entre hombre y mujer. Retorcer la Convención por intereses ideológicos radicales y minoritarios no ayuda a reforzar la institucionalidad, el estado de derecho y la protección de los derechos Humanos”, ha señalado Luis Losada, director de campañas de CitizenGO para Latinoamérica.

Losada ha recordado, además, que “la ciudadanía iberoamericana se manifestó alto y claro en todos los países en la defensa del derecho de los padres a educar a sus hijos frente a la pretensión del adoctrinamiento LGTBI en las escuelas”. Y ha añadido que “el pueblo también se manifestó en la defensa de su soberanía frente a la pretensión injerencista de la Corte de la San José. La práctica totalidad de las asociaciones profamilia del subcontinente americano firmaron el Manifiesto por la soberanía de los estados en defensa del matrimonio, la familia y sus propios derechos como países democráticos”, ha apuntado el director de campañas de CitizenGO.

Losada ha adelantado que éste será el mensaje esencial que trasladarán los miembros de CitizenGO en el encuentro que mantendrán este domingo con el secretario general de la OEA, Luis Almagro. “Es el mismo mensaje que trasladaremos a la opinión pública”, ha concluido.

Origen: CitizenGO presenta miles de firmas en Washington contra la agenda LGTBI de la OEA